Artículos
Aportes teóricos y metodológicos de las ciencias sociales al estudio de la salud en la adolescencia y la juventud
Theoretical and Methodological Contributions of Social Sciences to the Study of Health in Adolescence and Youth
Contribuições teóricas e metodológicas das ciências sociais para o estudo da saúde na adolescência e juventude
Aportes teóricos y metodológicos de las ciencias sociales al estudio de la salud en la adolescencia y la juventud
Enfoques, vol. XXXII, núm. 1, 2020
Universidad Adventista del Plata
Recepción: 08 Enero 2018
Aprobación: 25 Enero 2019
Resumen: Este artículo vincula una definición amplia de salud en la adolescencia con el desarrollo de una estrategia teórica y metodológica que permita aprehender la diversidad de condiciones, situaciones y relaciones capaces de producir tanto bienestar como malestar en los sujetos, los grupos y sus comunidades. Esta definición propone ir más allá del comportamiento individual de un sujeto para estudiar las trayectorias biográficas en vinculación con los escenarios sociales en los cuales ellas transcurren. La propuesta focaliza su interrogante en el análisis de las relaciones entre los procesos macroestructurales, las instituciones y las experiencias de las personas.
Palabras clave: Juventud, Salud, Vulnerabilidad, Biografía, Escenario.
Abstract: This article links a broad definition of health in adolescence with the development of a theoretical and methodological strategy to apprehend the diversity of conditions, situations and relationships capable of producing both well-being and discomfort in subjects, groups and their communities. This definition proposes going beyond the individual behavior to study the biographical trajectories in connection with the social scenarios in which they occur. The proposal focuses its question on the analysis of the relationships between macro-structural processes, institutions and people's experiences.
Keywords: Youth, Vulnerability, Health, Biography, Scenario.
Resumo: Este artigo vincula uma ampla definição de saúde na adolescência com o desenvolvimento de uma estratégia teórica e metodológica que permite apreender a diversidade de condições, situações e relacionamentos capazes de produzir bem-estar e malestar em sujeitos, grupos e suas comunidades. Esta definição propõe ir além do comportamento individual de um sujeito para estudar as trajetórias biográficas em relação aos cenários sociais em que ocorrem. A proposta centra sua questão na análise das relações entre os processos macro-estruturais, as instituições e as experiências das pessoas.
Palavras-chave: Juventude, Saúde, Vulnerabilidade, Biografia, Cénario.
Introducción
Este artículo tiene como propósito exponer un modelo o estrategia teórico-metodológica que aborda el estudio de la salud en la adolescencia y la juventud. La estrategia presentada plasma un modo amplio de conceptualizar la salud en la adolescencia y define líneas y técnicas de análisis para aprehender la diversidad de condiciones, situaciones y relaciones capaces de producir tanto bienestar como malestar en los sujetos, los grupos y sus comunidades.1
En los últimos cuarenta años, se produjeron profundos cambios en el modo de concebir la salud, sus determinantes y las acciones de prevención. Desde la formalización del modelo de la historia natural de la enfermedad y los niveles de prevención a mediados de los años cincuenta, se han generado desarrollos teóricos que revisaron las formas de entender las prácticas de salud como, por ejemplo, el énfasis desde los años setenta en la atención primaria de la salud y la nueva promoción de la salud, o el enfoque de vulnerabilidad y derechos humanos desde los años noventa.
Si bien han sido positivos los cambios en el plano teórico, estos no se traducen fácilmente en modelos teóricos ni metodológicos. Los cambios en los discursos oficiales de los organismos y las agencias de salud, globales y regionales, no conllevan necesariamente modificaciones en las políticas, los servicios o las prácticas de salud. Las transformaciones sociales y específicamente en salud son procesos complejos, tal como lo reflejan las distintas iniciativas que se desarrollaron en países y ciudades del mundo y que en la actualidad continúan apostando, de modo más o menos institucionalizado, por renovar las prácticas de salud. Conocer, intervenir y transformar son tres palabras con resonancia especial en el campo de la investigación social en salud en América Latina. Han sido muchos los grupos que han procurado que esas tres palabras-acciones estén lo más vinculadas posible.
En este artículo de reflexión teórico-metodológica, se expone un enfoque que propone ir más allá del análisis del comportamiento individual de un sujeto para estudiar las trayectorias biográficas en vinculación con los escenarios sociales en los cuales ellas transcurren. A diferencia del modelo de estudio convencional, centrado en las enfermedades y en el estudio de los factores de riesgo, y en sintonía con distintas líneas de trabajo de las ciencias sociales y la salud en América Latina, nuestra propuesta focaliza su objeto en los modos en que los aspectos estructurales, institucionales e intersubjetivos influyen en el desarrollo y la salud de adolescentes y jóvenes, a la vez que plantea como interrogante el estudio de las relaciones entre los procesos macroestructurales, las instituciones y las experiencias de las personas.
En el primer apartado, se exponen enfoques y resultados de distintos modos de estudiar la salud en la adolescencia, se traza un recorrido sintético en el cual se parte de reconocer aportes y limitaciones de los estudios más convencionales, centrados en el estudio del compartimiento individual y los factores sociales externos, hasta los aportes de las ciencias sociales y de la salud colectiva en América Latina. Se plantea un pasaje de una matriz individualista a otra de tipo estructural.
En el segundo y el tercer apartado, se presenta una estrategia teórica y metodológica para avanzar en el estudio de la salud en la adolescencia y la juventud desde una perspectiva que analice las trayectorias biográficas de varones y mujeres jóvenes, y que contemple el peso de las desigualdades sociales, así como del modo en que influyen en ellas los distintos programas sociales y las instituciones presentes en los territorios donde estos jóvenes viven.
En el desarrollo de este marco conceptual, se recuperan aportes del enfoque de vulnerabilidad y derechos humanos, de los estudios sobre juventudes, como así también de la teoría de la individuación. En términos metodológicos, el diseño tiene tres particularidades: está enfocado en áreas de baja desagregación geográfica (un barrio o localidad) para captar las desigualdades sociales al interior de grandes aglomeraciones urbanas como provincias o partidos; postula el análisis comparativo en una doble dirección, entre barrios y de los barrios con sus respectivos partidos o provincias, e incorpora técnicas cuantitativas y cualitativas, entre las cuales se privilegia la técnica del relato de vida para interiorizarse en cómo se estructuran los fenómenos sociales a nivel de las experiencias personales.
La producción de evidencia empírica transita simultáneamente en dos direcciones: por un lado, describe cómo múltiples privaciones superpuestas configuran un escenario barrial; por otro lado, analiza en las trayectorias juveniles los acontecimientos biográficos, los soportes a los cuales los jóvenes echan mano, y sus relaciones con los giros de la existencia y los horizontes de expectativas de estas trayectorias biográficas. El enfoque biográfico resulta fecundo para captar los acontecimientos y procesos sociales que precarizan las condiciones de vida y cuenta con la sensibilidad para aproximarse a los giros de la existencia, experiencias en las cuales lo determinado, lo cerrado y lo imposible deja lugar a lo inesperado, lo aleatorio y lo posible.2,3
La estrategia, situada dentro del paradigma interpretativo de las ciencias sociales, avanza en la complementariedad de perspectivas micro, meso y macrosociales con el objeto de comprender los mecanismos, las relaciones y las situaciones que establecen mediaciones entre el escenario barrial y las trayectorias juveniles en los procesos de vulneración de derechos en la adolescencia y la juventud. La estrategia planteada y su objetivo no tienen viso alguno de originalidad en la teoría social clásica y contemporánea. Hacia fines de los años sesenta del siglo pasado, Mills explicaba que ni la vida de un individuo ni la historia de una sociedad pueden entenderse sin entender ambas cosas y situaba la tarea del sociólogo en captar la relación entre la historia y la biografía.4 El trabajo con una biografía tiene valor solo si permite la comparación entre individuos y sus contextos, como señala Jablonka: “… el estudio de la nieve humana debe revelar la potencia de arrastre de la avalancha y, a la vez, la irreductible delicadeza del copo”.5
En las conclusiones, se explicita la relevancia de la reflexión epistémica que está latente a lo largo de las discusiones, apropiaciones, definiciones y posiciones, propias de la tarea del cientista social. El pensamiento epistémico enfatiza la relevancia del encuentro entre la teoría y el caso como una forma de estar alerta, un ejercicio permanente de reflexividad en la práctica de investigación, en el cual debemos “ser críticos de aquello que nos sostiene teóricamente, o sea, ser capaces de distanciarnos de los conceptos que manejamos”, como así también de la realidad observada para poder “cuestionar lo empírico, lo que observamos, porque esto puede no ser lo relevante, puede ser solo la punta del iceberg”.6
Modos de estudiar la salud en la adolescencia
En primer lugar, se presentan investigaciones que agrupamos como estudios de matriz individualista. Se exponen distintos enfoques que estudian la salud en la adolescencia, desde los más convencionales centrados en los factores de riesgo individuales hasta aquellos que estudian las características familiares, los entornos educativos, la influencia del barrio, entre otros condicionamientos sociales. En segundo lugar, se recuperan aportes de las ciencias sociales y la salud colectiva en América Latina, que caracterizamos como estudios de matriz estructural.
Estudios de matriz individualista
Es un lugar común describir la salud en la adolescencia como la cuestión de un grupo poblacional sano en el cual, no obstante, se registran importantes muertes prematuras. Estas muertes están relacionadas con tres grupos de causas: accidentes, suicidios y agresiones; complicaciones relacionadas con el embarazo; y enfermedades tratables.7 Frente a la relevancia de estas muertes adjetivadas como prematuras, un importante foco de análisis ha estado centrado en el estudio de la adopción de comportamientos arriesgados para la salud. En esta dirección, se desarrollan investigaciones que se interrogan por los factores de riesgo asociados al embarazo, al intento de suicidio, al consumo de drogas, a la conducta antisocial, entre otros. Son abundantes los estudios que se interrogan por el comportamiento individual, los conocimientos sobre la enfermedad y las actitudes, especialmente desde las ciencias médicas.
Otras líneas de investigación están centradas en el estudio de cómo inciden los factores sociales y el barrio en la salud de los adolescentes. Es abundante la evidencia que documenta empíricamente el peso de factores sociales en los procesos de salud. Por ejemplo, los estudios económicos sobre las relaciones entre el nivel socioeconómico y la salud han generado contribuciones al analizar estadísticamente grandes bases de datos, especialmente al separar las dimensiones de lo que denominan social economic status (SES por su sigla en inglés) en su relación con la salud.8 A partir de la revisión de estudios en países de altos ingresos, Cutler, Muney y Volg analizan las relaciones entre las distintas dimensiones que refieren al nivel socio económico y los mecanismos por los cuales se entablan vínculos con la salud. Por ejemplo, algunas dimensiones del nivel socioeconómico como educación y recursos financieros influyen en el estado de salud. Otras dimensiones son influenciadas por el estado de salud y un tercer grupo de dimensiones se determina mutuamente.
Como los hallazgos de estos estudios de tipo económico no permiten establecer una teoría unificada sobre la relación entre el nivel socioeconómico y la salud debido a la complejidad de las relaciones causales, Cutler, Muney y Volg sugieren que un modo de avanzar hacia una teorización posible radica en tomar en consideración el ciclo de vida de las personas. Con este recorte, se constata que durante la infancia los recursos de los padres, como nivel de ingresos o nivel de educación, tienen un potente efecto en la salud de los hijos. Ahora bien, pasada la infancia como ciclo, el efecto de los recursos económicos no tiene el mismo peso; en la adultez, los ingresos y la riqueza dejan de jugar un rol tan determinante. En cambio, la educación sí continúa teniendo poder explicativo relacionada con el aspecto comportamental; se presume que, a mayor educación, mayor capacidad existe de procesar nuevos conocimientos. Se configura así un círculo de determinaciones a lo largo de los ciclos de vida con un componente intergeneracional: los niños de familias con buenos recursos económicos son más sanos, los niños sanos logran una mejor educación, el mayor nivel educativo les brinda facilidades en la vida laboral adulta. La otra cara de este mismo proceso da cuenta de las desventajas.
Los estudios que se interrogan acerca de la influencia del barrio en la salud ofrecen un ángulo distinto del mismo modo de pensar el fenómeno, como, por ejemplo, los análisis multivariados sobre las relaciones entre las características del barrio y la situación de salud y bienestar de niños y adolescentes. Este enfoque permite distinguir los efectos del barrio de los efectos de las familias en la salud de chicas y chicos. A partir de una revisión sistemática, Sellstrom y Bremberg sintetizan los resultados de pesquisas realizadas en pequeñas áreas de 4000 habitantes promedio en países con altos ingresos de Europa.9 Los determinantes de los barrios analizados fueron el nivel socioeconómico y el clima social. Se encontraron relaciones significativas sobre la relación del nivel socioeconómico con problemas de salud en todos los estudios: se asevera que nacer en un barrio pobre o segregado duplica las chances de nacer con bajo peso y de pasar por situaciones de violencia. Con respecto al clima social, desagregado como control y soporte social, tasas de crimen, asociaciones voluntarias activas, estabilidad de residencia, cohesión del barrio y eficacia colectiva, se identifican asociaciones con bajo peso al nacer y problemas de comportamiento. En su conclusión, la revisión sistemática refuerza la asociación del factor barrio en sí mismo, con independencia del hogar o grupo familiar, con la salud. Si bien estas asociaciones se constatan empíricamente, los autores advierten la imposibilidad de establecerse causalidades.
Estos estudios, especialmente las revisiones sistemáticas, robustecen la evidencia empírica de la influencia de los factores sociales en la salud individual. Se identifican asociaciones entre recursos de los padres, como nivel de ingresos o nivel de educación y salud de los hijos, a la vez que se constata la influencia del barrio en el bajo peso al nacer, o en tener que afrontar situaciones de violencia o en presentar problemas de comportamiento. No obstante, estos estudios asocian determinados factores sociales como predisposición o probabilidad de cierto comportamiento, y los conciben como factores externos a la salud. De este modo, presuponen una matriz individualista de la conducta humana.
Con este tipo de evidencia, como se señala en los mismos estudios, no es posible establecer causalidades entre el barrio y la salud ni desarrollar una teoría unificada sobre la relación entre el nivel socioeconómico y la salud. Con el interés en conocer más acerca de las mediaciones entre los procesos de tipo estructural, el tipo de instituciones sociales con las que las personas interactúan y las prácticas de salud de las comunidades, en el próximo apartado recuperamos un conjunto de enfoques y teorías de las ciencias sociales y la salud que se sitúan en paradigmas de conocimiento que hemos denominado de matriz estructural.
Aportes desde una matriz estructural
Existe un conjunto diverso de estudios sobre la salud y la enfermedad, el desarrollo y la educación, entre otras áreas temáticas, que avanza en otra dirección a la planteada en la matriz de explicación individualista. Parafraseando a Castro y Bronfman,10 estos estudios tienen en común evitar constatar ad nauseam la relación entre algunas variables socioeconómicas o sociodemográficas y el riesgo de tener bajo peso al nacer, padecer situaciones de violencia o tener problemas de comportamiento. En estos estudios, que incluimos en una matriz de tipo estructural, el interés está centrado en pensar los fenómenos en la estructura social conflictiva y los procesos históricos que los producen; esta matriz presenta afinidad con distintas tradiciones de pensamiento en salud de América Latina, de la medicina social latinoamericana y de la investigación social en salud, sexualidades y género.11
Uno de los enfoques más originales para pensar estos procesos refiere al marco de los derechos humanos y la vulnerabilidad en la prevención y la promoción de salud.12 Este marco, vinculado a la respuesta social, sanitaria y política frente a la epidemia del VIH/sida, asumió características singulares en Brasil al ritmo de la redemocratización del país, la transformación del sistema de salud, la lucha antimanicomial, la tradición crítica de la salud colectiva y la influencia del pensamiento de Paulo Freire. Los derechos humanos se constituyen como una referencia para abordar las diversas situaciones de vulnerabilidad y evaluar las posibilidades y los modos de intervención.
Desde el enfoque de vulnerabilidad y derechos humanos, las desigualdades sociales y de género, la segregación socioespacial y la discriminación, como así también la falta de respuestas sociosanitarias adecuadas, forman parte constitutiva de la salud. La enfermedad, como plantea Ayres, es definida como un proceso dinámico en el cual intervienen múltiples determinantes, desde los biológicos y conductuales hasta los sociales, técnicos y políticos, que inciden tanto en las condiciones que posibilitan su surgimiento, evolución y desenlace como en las maneras de responder frente a ellas.13
Al estudiar fenómenos vinculados con la población joven, particularmente cuestiones vinculadas con sus comportamientos y con la salud, la amplitud del foco que propone el marco de vulnerabilidad y derechos humanos es especialmente relevante porque es alto el riesgo de reproducir una ideología que culpabiliza a los jóvenes por sus prácticas de riesgo y su falta de cuidado, desconociendo del análisis las fuerzas estructurales ―sociales, políticas e históricas― que se ejercen sobre la vida de las personas. Estas fuerzas, fundadas en procesos históricos y forjadas en buena medida por procesos económicos, asumen diversas formas, tales como el racismo, el sexismo, la violencia política y la pobreza, que tienden a erosionar la capacidad de las personas para tomar decisiones sobre sus vidas, para ejercer prácticas autónomas individual y colectivamente.14 Los enfoques descontextualizados tienden a reforzar interpretaciones que atribuyen los problemas a la ignorancia de las personas afectadas o se les culpabiliza por no adherir a comportamientos de cuidado, exagerando la autonomía de las personas.
Estas advertencias teóricas se tornan indispensables en los estudios sobre juventudes en América Latina, región que tiene como común denominador un escenario caracterizado por las persistentes desigualdades sociales, la reproducción intergeneracional de la pobreza y las incertidumbres frente al acceso a la vida autónoma y los modos de ejercer la ciudadanía. En los países de América Latina, el acceso a recursos y oportunidades está atravesado por marcadas desigualdades: por un lado, una porción más o menos reducida de jóvenes alcanza niveles de vida similares al segmento juvenil de los países industrializados, y por otro lado, la situación de la mayoría se asemeja a la de los países más pobres.15 El acceso inequitativo sigue patrones en términos de segregación espacial, de clase, de género, orientación sexual y pertenencia étnica.16 Así, los grupos juveniles con alto nivel económico y movilidad global se tienden a parecer más a grupos privilegiados de otras latitudes que a los jóvenes pobres de sus países.17
Como es sabido, los escenarios nacionales son heterogéneos en los países de la región y presentan diferencias al interior de cada uno de ellos. Los niveles de desigualdad social, la disponibilidad de servicios de salud públicos y la cobertura del sistema de protección social varían mucho entre países. Por ejemplo, un dato que nos diferencia de otras regiones del planeta por sus valores altos, pero también nos diferencia al interior de América Central y del Sur, son las tasas de homicidios. La comparación de la tasa de homicidios en la población general en el período 1990-2010 permite ver que la tasa de Colombia (del orden de 61,3 homicidios por cada 100 mil habitantes) es 16 veces más alta que la Argentina, 5 veces mayor que la de México (12,0) y 2,4 veces mayor que la de Brasil (25,1).18
En un país como Argentina, existen profundas desigualdades en los contextos sociales en los cuales transcurre la vida de los adolescentes en relación con dimensiones básicas de las condiciones de vida y el acceso a bienes relativos a la salud y el hábitat, la educación y el trabajo. Contamos con diversos estudios que han analizado los modos en que las desigualdades moldean cada territorio como así también las formas en que las vulnerabilidades afectan la vida de las personas jóvenes.
Por ejemplo, la desigualdad puede ser observada por medio de un análisis cluster de un conjunto amplio de indicadores cuantitativos y la elaboración de una tipología de escenarios jurisdiccionales.19 Con esta evidencia empírica, de acuerdo al desarrollo de Steinberg y su equipo, las disparidades entre las provincias de Argentina dan cuenta de, por lo menos, siete contextos diferentes: desde jurisdicciones con condiciones sociales, económicas y culturales favorables, con buenos resultados educativos y acceso a bienes culturales y económicos, hasta jurisdicciones con condiciones socioeconómicas y educativas muy desfavorables asociadas con situaciones críticas de acceso a tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y a bienes culturales. Es importante resaltar las diferencias entre provincias, pero en un país como Argentina, resulta indispensable también advertir la heterogeneidad existente al interior de cada una de ellas. En efecto, si el análisis trasciende las fronteras provinciales y se concentra en clasificar a las localidades del país, es posible identificar veintiséis contextos territoriales diferentes y poner de relieve la gran disparidad al interior de las provincias.20 Así, se constata que existen escenarios críticos y en situación de emergencia, escenarios con distinto tipo de déficit y restricciones y entornos con niveles que superan los indicadores de la media nacional.
Las vulnerabilidades impactan sobre la dimensión de la salud, que a su vez, en el caso de adolescentes y jóvenes, aparece vinculada a situaciones de violencia.21 A partir del estudio de la constante violencia interpersonal en un barrio marginalizado del Gran Buenos Aires, Auyero y Berti proponen el concepto de cadena de violencia para captar cómo diferentes tipos de violencia se concatenan y dan forma a una cadena que conecta la calle y el hogar, el espacio doméstico, la esfera pública y las acciones del aparato estatal.22 Estos entrelazamientos también se perciben al estudiar el encadenamiento de lo policial, lo judicial y lo custodial, bajo la noción de cadena punitiva.23
En diálogo con estos trabajos que reconocen la relevancia teórica de los determinantes estructurales en la salud y el desarrollo de niños y adolescentes, se plantea una estrategia teórica ―con su correlato metodológico― que concentra el interés en la condición juvenil, no se limita al sector salud y recupera aportes de la teoría social para pensar la constitución del sujeto en las sociedades contemporáneas.
El estudio de las vulnerabilidades y los soportes en clave territorial y biográfica
El marco conceptual que estructura nuestra investigación retoma aportes de distintos enfoques tradicionales del pensamiento social para conformar una caja de herramientas que permita combinar el análisis de las prácticas, el contexto social, el papel de las instituciones y las experiencias de las personas.
Cómo conceptualizar el lugar que le cabe en todo análisis social al contexto y a las posiciones sociales constituye, como desarrolla Martuccelli, uno de los problemas principales de la teoría social frente a la crisis de la idea del personaje social, es decir, qué hacer cuando constatamos que la homología entre procesos estructurales, trayectorias colectivas (de clase, género, generación) y experiencias personales no sucede.24 No se trata de sustraer el contexto del análisis social, sino de modificar la pretensión de comprender al individuo y al mundo social, exclusiva o dominantemente a partir de las posiciones sociales. El desafío que propone Martuccelli es construir una teoría que reconozca el legítimo lugar del contexto y las posiciones sociales y sea capaz de explicar la labilidad de ambas, focalizando en el “entredós” que se teje entre el actor y el sistema.
Precisamente, actor-sistema o su variante acción social-estructura social es una de las antinomias heredadas del proceso formativo de las ciencias sociales que se ha visto desafiada desde mediados de la década de 1970 con el interrogante sobre las implicancias de lo individual en escenarios sociales de profundas transformaciones institucionales.25 Con este interrogante, no estamos haciendo referencia a la noción liberal e individualista del individuo, ni tampoco al individualismo metodológico, sino al proceso de individuación.26 La individuación como estrategia de análisis, tal como desarrolla Martuccelli, no supone reducir el análisis al nivel del actor, ni debe traducirse en la aceptación de una sociedad sin estructura: plantea el interrogante de cómo se estructuran los fenómenos sociales a nivel de las experiencias personales.
El enfoque de vulnerabilidad y derechos humanos brinda un insumo teórico relevante para pensar las intersecciones entre los distintos niveles. La vulnerabilidad social, entendida como un conjunto de aspectos individuales y colectivos vinculados con una mayor susceptibilidad a padecer perjuicios y menor disponibilidad de recursos para su protección, está formada por tres dimensiones en permanente interacción: lo individual, lo social y lo programático. Lo individual refiere a las relaciones intersubjetivas, lo social a los espacios concretos de la interacción social y lo programático a las políticas e instituciones generacionales.27
Las dificultades de inclusión social de los jóvenes, definida como la posibilidad del ejercicio de la capacidad efectiva de acceder a los derechos económicos, sociales y culturales, crean y a la vez son el resultado de situaciones de vulnerabilidad. A diferencia de la noción de riesgo individual, la vulnerabilidad social pone el foco en el escenario en el cual se desarrollan los sujetos y las prácticas, y presta especial atención a las relaciones de género, económicas y generacionales.28
Abordar el campo de la salud juvenil conlleva problematizar la normatividad heterosexual y tematizar asuntos pocos explorados como los niños y jóvenes LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales) y la especificidad de los procesos de vulneración de derechos en relación con los contextos estigmatizantes o violentos. La condición de joven LGBT más que yuxtaponerse, agrega dimensiones suplementarias que complejizan los procesos de vulnerabilidad social; la especificidad de la condición LGBT en tanto generación joven está vinculada no solo a las enfermedades como el VIH/SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual, sino también a situaciones de violencia y padecimientos de salud mental.29
Las expresiones de las violencias multiplican las situaciones de vulnerabilidad en la condición juvenil. Además de sus manifestaciones visibles, se deben abordar las consecuencias de experiencias traumáticas crónicas como la pobreza, el clasismo y el sexismo, reconociendo los complejos vínculos entre los procesos económico-políticos y la vida cotidiana.30 Entre la noción de desigualdad social y la definición de vulnerabilidad, existe gran afinidad, en tanto procesos que se retroalimentan. Como es sabido, las desigualdades coexisten, están entrelazadas, configuran diversos escenarios sociales y esto aumenta la vulnerabilidad al sufrimiento y las enfermedades.
Las desigualdades, de tipo socioeconómico, intergeneracionales, de género, sexuales, entre otras, cuando son altas y persistentes como en América Latina, “impactan significativamente en la vida de las personas más vulnerables”.31 Este impacto, como argumenta Pecheny, “… no es exterior, sino constitutivo: las desigualdades sociales persistentes producen tales vulnerabilidades”. Las desigualdades producen vulnerabilidades. Estas últimas no son el resultado de actitudes individuales o familiares, de conocimientos y prácticas, sino que remiten a procesos estructurales.
Para ahondar en los procesos que combinan desigualdades y vulnerabilidades, es vital considerar la dimensión espacial territorial. La noción de escenarios sociales nos permite develar disparidades territoriales e inequidades socio-espaciales con un alto nivel de desagregación, con el propósito de aprehender cómo “las múltiples desigualdades sociales, económicas y educativas están entrelazadas”.32 Bajo la noción de escenarios, se tiene como objetivo captar las posiciones estructurales y diferencias de oportunidad constreñidas a un área geográfica determinada, develando disparidades territoriales e inequidades socio-espaciales. En su caracterización, es relevante especificar el tipo de participación del Estado, del mercado y de la sociedad, con el objeto de captar en cada escenario la matriz institucional y la accesibilidad a diversos bienes y servicios.
Al centrar la referencia empírica del estudio sobre un escenario determinado como un barrio o una localidad, hay que estar alerta a los errores que induce el pensamiento sustancialista de los lugares.33 Los barrios son entendidos como expresiones singulares del espacio social, forman parte de un espacio urbano en tanto construcción histórica y política. Olvidar dicho proceso “… es exponerse a quedar atrapado por los ‘efectos del barrio’ que no son más que la retraducción espacial de las diferencias económicas y sociales”.34 El análisis radica en comprender esos referentes territoriales como expresiones sociohistóricas del entramado urbano, a partir del análisis “… de las relaciones entre las estructuras del espacio social y las del espacio físico”.35
El desafío teórico, por lo tanto, no es comparar datos específicos y desagregados, sino tipificar escenarios sociales, entendidos como matrices de relaciones complejas, emergentes singulares de procesos socio-históricos. En esta dirección, podremos avanzar en el estudio de cómo las desigualdades sociales y las vulnerabilidades se superponen en áreas geográficas determinadas, cómo esas múltiples privaciones configuran escenarios singulares que afectan la vida de la población joven. Las condiciones deficitarias de infraestructura, el entorno ambiental contaminado, los déficits en el acceso a los servicios domiciliarios básicos y las debilidades del tejido institucional son elementos que debemos ponderar al analizar las condiciones de vida, crecimiento y desarrollo de la población joven.
Ahora bien, aunque nos interesa mostrar las ausencias, carencias y precariedades en clave territorial, nuestra propuesta busca identificar aquello con lo que los adolescentes y jóvenes cuentan ―recursos materiales o simbólicos― especificando el modo en que dichos recursos son apropiados, movilizados o utilizados en el marco de persistentes desigualdades estructurales. Para ello, recuperamos el concepto de soportes de Danilo Martuccelli, y los aportes de Di Leo y Camarotti al mismo. 36,37 Los soportes son definidos por estos autores como medios materiales e inmateriales, relaciones u objetos, experiencias o actividades diversas, que permiten a los individuos sostenerse en la existencia. No hay individuos sin soportes y no todos los soportes permiten la constitución del individuo. A diferencia de los recursos o capitales, los soportes rara vez son utilizados a nivel instrumental. Son de tipo relacional, escapan al control unilateral y suponen vínculos intersubjetivos.
La noción de soporte en su concepción ampliada, tal como la propone Martuccelli, se muestra como una herramienta de análisis productiva para comprender el diferencial de maneras por las cuales los individuos se sostienen en el mundo.38 A diferencia de otras concepciones clásicas del término, vinculadas con las condiciones socioeconómicas, los derechos sociales y el sistema de protección, este abordaje ampliado abre el análisis a las dimensiones sociales y existenciales y deja abierto el carácter de los soportes. No define a priori cuáles son los elementos susceptibles de jugar ese papel. Por supuesto, los derechos y recursos económicos son soportes mayores del individuo, pero no son necesariamente los más importantes ni los únicos existentes.
Una de las dificultades en el estudio de los soportes es la representación del individuo como autorrealización, representación heroica y dominante de la cultura occidental, ilusión de un sujeto no dependiente. Además de tener visibilidades diferentes, los soportes también tienen legitimidades distintas: pueden ser invisibles, estigmatizantes, ambivalentes y patologizados. Así, personas y grupos en posición de privilegio (social, económico, cultural) tienden a poseer soportes invisibles, y a incrementar el sentimiento de un sujeto que se sostiene y realiza efectivamente desde el interior. Por el contrario, los individuos en situación de fragilidad social, obligados a sostenerse en mayor medida desde el interior, paradójicamente son definidos como dependientes, en tanto sus soportes están vinculados muchas veces con programas o subsidios que otorga el Estado.
Con la utilización de la noción de soporte, nos proponemos revisar y profundizar el análisis de los giros de la existencia y de los horizontes de expectativas, categorías provenientes de la metodología del análisis biográfico. Retomando los aportes de Leclerc-Olive, los acontecimientos biográficos, a diferencia de los simples recuerdos, son aquellos que obligan a reelaborar el relato de la propia vida, el cual es siempre provisorio y relativamente maleable.39 Los giros de la existencia son determinados acontecimientos en los cuales se produce un quiebre profundo en la biografía. A diferencia de las catástrofes, los giros de la existencia permiten al sujeto reelaborar las representaciones sobre sí mismo y sobre el mundo. El concepto de “horizonte de expectativas” alude a la esperanza, a la posibilidad o a lo deseable, y también a la voluntad. Remite a lo que cada persona espera para sí del porvenir, y forma parte del calendario privado de cada sujeto.40 En algunos casos, estos horizontes de expectativas pueden tomar la forma de proyectos biográficos, aunque no es posible afirmar que todas las personas logre0 an articular este tipo de relato de aquello que esperan sobre su propia vida.
De modo complementario al estudio de los soportes, se analizan los repertorios morales de los jóvenes, tal como lo definiera Noel y retomando investigaciones anteriores de nuestro equipo.41-42-43 Se trata de analizar cómo las orientaciones valorativas de los jóvenes son movilizadas para dar cuenta de sus trayectorias biográficas y los horizontes de expectativas que se dan el permiso de imaginar. Se recupera la noción de trayectoria en tanto modo, más o menos típico de una persona o un grupo de transitar el espacio social. Como se detalla en el apartado siguiente, las trayectorias biográficas, entendidas como posiciones en espacios sociales en permanente transformación, son abordadas a partir de las vivencias subjetivas reconstruidas retrospectivamente en las entrevistas y los relatos de vida.
Técnicas y líneas de investigación según nivel de análisis
Para avanzar en la generación de conocimiento sobre los modos en que las desigualdades moldean los escenarios sociales y conocer más sobre las formas en que las vulnerabilidades afectan las trayectorias de las personas, consideramos estratégico contextualizar los relatos sobre las propias prácticas con datos de un territorio en su máximo nivel de desagregación, como lo es un barrio. La dimensión espacial territorial es un factor clave en el estudio de las desigualdades sociales, como así también de las vulnerabilidades en salud. Focalizar en el barrio como máximo nivel de desagregación permite identificar especificidades para establecer conexiones entre desigualdades y vulnerabilidades, los modos de enfrentarlas, la capacidad de las instituciones de influir en ellas y las maneras en que se ponen en juego los repertorios morales de los jóvenes y sus familias.
Sabemos que, en los barrios populares de las grandes ciudades de América Latina, las desigualdades se superponen. Es más probable, por ejemplo, que un adolescente que vive en contextos de violencia no logre terminar la escuela secundaria, que a su vez tenga menos recursos ―materiales, pero también simbólicos― para acceder al sistema de salud, para planificar si quiere o no tener un hijo, para integrarse en el mundo del trabajo formal y por lo tanto para conseguir una vivienda digna. Sabemos también que, si vive en un barrio con problemas de contaminación, sin acceso al agua de red y con servicios básicos insuficientes, tendrá más posibilidades de enfermar y de morir. Sin embargo, aún no conocemos lo suficiente sobre cómo operan los mecanismos mediante los cuales se reproducen estas desigualdades y también sabemos poco sobre los procesos que reducen tales vulnerabilidades.
Desde este marco conceptual, la producción de evidencia empírica transita en forma simultánea en tres direcciones:
1. Describe el contexto o la estructura social para analizar cómo múltiples privaciones se superponen territorialmente.
2. Analiza la oferta programática y el tejido institucional barrial para captar disponibilidad y accesibilidad a servicios centrales.
3. Reconstruye trayectorias biográficas para comprender desde las experiencias y los sentidos de los jóvenes los acontecimientos que han marcado sus vidas.
En la siguiente tabla, se presentan los interrogantes y las líneas de análisis según el nivel de análisis, en la cual el plan de trabajo está diseñado como un estudio comparado entre barrios y partidos de una misma área urbana.
Niveles de análisis | Interrogantes | Técnicas y líneas de análisis |
Macro definido como el contexto social o la estructura social | ¿Cuáles son las condiciones de infraestructura urbana, la disponibilidad de servicios domiciliarios básicos y la calidad de las viviendas en cada barrio y su respectivo partido? ¿Cuáles son las condiciones del entorno ambiental en cada barrio y su respectivo partido? ¿Cuáles son las condiciones de trabajo y los niveles de informalidad en cada barrio y su respectivo partido? ¿Cuál es la situación de salud y la situación educativa en cada barrio y su respectivo partido? | A partir del procesamiento estadístico de un conjunto amplio de indicadores de condiciones sociales se realiza un análisis comparativo: [vn]Entre el barrio y su respectivo partido. [vn]Entre los barrios y entre los partidos. Se hace con el objeto de identificar las superposiciones de privaciones en determinados territorios y relevar las desigualdades sociales de tipo estructural. |
Meso definido como oferta programática y tejido institucional | ¿Cuáles son las instituciones existentes y cuál es la disponibilidad de servicios de educación, salud y protección en cada barrio? ¿Qué tipo de acceso tiene la población joven a las instituciones y cuáles son los programas a los que acceden en cada barrio? ¿Cuáles son las opciones deportivas, recreativas y culturales para la población joven en cada barrio? ¿Cuáles son los centros comunitarios y organizaciones sociales que trabajan con población joven en cada barrio, desde qué perspectiva teórico-metodológica lo hacen y qué tipo de acciones realizan? | Por medio de visitas de observación a los barrios, se relevan las instituciones existentes en cada uno y se realiza una descripción de la oferta programática con dos herramientas: [vn]Una guía de recursos según tipo de servicio para cada barrio. [vn]Un mapa que referencia especialmente los recursos en cada barrio. Con estas descripciones, se analiza la disponibilidad y la accesibilidad a servicios centrales para el desarrollo y la salud de la adolescencia y la juventud en cada barrio y se documentan los déficits en la oferta programática. |
Micro definido como trayectorias biográficas, experiencias y prácticas juveniles | ¿Cuáles son los acontecimientos que dan forma a las trayectorias de los jóvenes en cada barrio? ¿Cuáles son las adversidades, los soportes y los repertorios morales que operan en las trayectorias biográficas de los jóvenes en cada barrio? ¿Cuáles son las instituciones que los jóvenes identifican como significativas en sus trayectorias en cada barrio y cuáles son los sentidos que referencian a sus experiencias y prácticas en dichas instituciones? ¿Cuáles son los giros de la existencia y los horizontes de expectativas de los jóvenes de cada barrio? ¿De qué modos se relacionan los soportes, los repertorios morales y las instituciones identificadas con los giros de la existencia y los horizontes de expectativas en las trayectorias biográficas de los jóvenes de cada barrio? | A través del enfoque biográfico, se reconstruyen los acontecimientos biográficos de los jóvenes de cada barrio. A partir del análisis de las entrevistas y los relatos, se identifican, con especial atención al género de la persona entrevistada y el barrio de residencia, las adversidades compartidas y las singulares, los tipos de soporte, los modos de posicionarse en términos morales, los papeles de las instituciones, los giros de la existencia y los horizontes de expectativas. Para establecer vinculaciones entre las trayectorias biográficas con la estructura social, la oferta programática y el tejido institucional, se trabaja en tres direcciones: [vn]Identificación de las vinculaciones referenciadas, explícita o implícitamente, por los jóvenes. [vn]Reconstrucción analítica del modo en que están vinculadas las trayectorias con la dimensión macro o meso, más allá de la referencia de la persona entrevistada. [vn]Reflexión acerca de los acuerdos o diferencias sobre los modos en que tales dimensiones están vinculadas. |
La potencialidad de la estrategia teórico-metodológica es la combinación de la técnica del relato de vida ―realización de una serie de tres o cuatro entrevistas a una misma persona―, con la reconstrucción del escenario barrial, descripto a partir de los datos censales del territorio y del relevamiento de los servicios existentes. Se aspira a comprender cómo los procesos históricos y estructurales se internalizan en las vidas de las personas a la vez que dilucidar cómo y por qué las personas se ubican de un determinado modo frente a dichos procesos históricos.44
Para ello, se reconstruyen relatos biográficos por medio de entrevistas. Esta técnica exige la vinculación de la experiencia, única e individual de un sujeto, con el contexto social, para comprender los sentidos de la experiencia y los procesos sociales que en ella se desenvuelven.45
Los relatos de vida, en su misma singularidad, nos permiten aprehender las maneras en que se vinculan las experiencias individuales de las personas y los entornos ―más o menos inmediatos― que van desde la familia y los grupos de pares hasta las instituciones del Estado y las organizaciones de la sociedad civil. El enfoque biográfico resulta especialmente potente para abordar las experiencias y trayectorias juveniles, nodo crítico para captar desde la vivencia de las personas, los acontecimientos y procesos que precarizan sus condiciones de vida.
La elección de la entrevista como técnica para construir los relatos de vida obedece a su capacidad para brindar información de las experiencias de los sujetos. Por medio de la entrevista, se indaga lo que una persona piensa con respecto a determinados tópicos o sucesos desde la perspectiva del entrevistado y su propio universo lingüístico, simbólico y social. En el relato de vida, no se trata de explorar todos los sucesos de la vida, sino de comprender la trayectoria a partir de la identificación de los acontecimientos que la han determinado. Los relatos de vida son relatos biográficos en los cuales, a través de varias entrevistas, se despliegan las experiencias de una persona, las cuales permiten acceder al testimonio subjetivo y a las valoraciones que hacen de su propia vida.46
No obstante el énfasis puesto en el punto de vista de los actores de cara a la imbricación macro, meso y microsocial, la estrategia metodológica que proponemos combina el análisis emergente del enfoque biográfico con otras técnicas:
1. La descripción de la estructura sociodemográfica y las condiciones sociales de vida de cada uno de los barrios seleccionados y sus respectivos partidos a partir de los datos censales (INDEC) procesados por fracciones o radios censales (REDATAM).47. Estos datos se complementan con la descripción de los indicadores de salud a nivel partido (Dirección de Estadísticas de Salud, Ministerio de Salud) y los resultados de la Encuesta de la Deuda Social Argentina (Universidad Católica Argentina) para urbanizaciones informales o formales de nivel socioeconómico bajo, según el barrio y el partido bajo estudio.
2. La descripción de la oferta programática y del tejido institucional se realiza por medio de un relevamiento comunitario a través de entrevistas a referentes barriales y de organizaciones sociales, funcionarios locales, efectores de servicios de salud, técnicos y docentes de áreas de educación y protección. De modo complementario, se realiza observación participante en los barrios bajo estudio para ampliar las referencias obtenidas.
A partir de la producción de esta evidencia empírica, uno de los desafíos iniciales radica en superar el umbral de la descripción preliminar en cada nivel de análisis. Por ejemplo, en el análisis del nivel estructural, un escollo es superar el listado desagregado de datos parciales. En el caso de la descripción de la oferta programática y del tejido institucional, uno de los obstáculos es el armado de guías de recursos inespecíficas al grupo adolescente y joven. En el análisis de las trayectorias, la principal dificultad es quedarse en lo anecdótico de cada historia de vida. Agrupar la información con el objeto de evidenciar superposiciones y desigualdades con una impronta territorial, especificar los servicios disponibles y accesibles para la población joven y documentar los déficits, interrogarse por los sentidos que las experiencias tienen para los jóvenes y los modos en que se relacionan con el contexto social son modos de superar esa descripción inicial.
No obstante, el reto mayor radica en la integración de las líneas de análisis de los tres niveles. Entendemos que para lograr una imbricación entre niveles ―macro, meso y micro― no es suficiente superponer datos descriptivos y estructurales, como tampoco es suficiente realizar declaraciones abstractas sobre las relaciones entre los niveles sin referencias a procesos o mecanismos concretos. La propuesta de integración plantea el desarrollo de una estrategia que analice los procesos de vulneración de derechos y los modos de enfrentarlos a partir de la reconstrucción de las trayectorias biográficas de mujeres y varones jóvenes y los escenarios barriales en los cuales transcurre la vida de las personas y sus comunidades.
El modo convencional de vincular el relato y su contexto, que podemos calificar como representacional en tanto muestra un relato como representante del mundo en que viven las personas de ese lugar, como también su crítica y el enfoque centrado en la capacidad de agencia de las personas, sitúan una tensión que va más allá de los usos del método biográfico, desde la antropología o la historia, y remite a un problema central de las ciencias sociales: la ya mencionada tensión entre individuo y sociedad, o la relación entre lo micro y lo macro.48 Si bien desde los trabajos de autores clásicos, como Marx o Mead, hasta los abordajes contemporáneos, como Bourdieu o Giddens, se constata el esfuerzo por integrar los análisis micro y macro, “… en lugar de tratarlos como enfoques polares y aislados”, persiste un modo de pensar que tiende a disociar los niveles y diluir las tensiones en uno u otro polo.49 Es como si se creyera que situar el foco de análisis en las experiencias subjetivas implica negar la existencia de estructuras que trascienden las interacciones o que el análisis de los mecanismos que facilitan la reproducción del mundo social supone desconocer la capacidad de acción de los sujetos.
La tarea no es comparar datos específicos y desagregados ni recolectar un conjunto de historias de vida. El desafío es establecer conexiones entre las posiciones estructurales, la disponibilidad y la accesibilidad de bienes y servicios y los acontecimientos biográficos de adolescentes y jóvenes. En este camino, se conocerá más sobre los modos en que el escenario restringe o favorece el desarrollo y la salud de las personas, sus grupos y comunidades.
Conclusiones
A lo largo del artículo, se expuso una estrategia teórico-metodológica para abordar el estudio de la salud en la adolescencia y la juventud. El punto de partida de este desarrollo fue el diálogo crítico con distintos enfoques existentes para estudiar la salud en la adolescencia. En sintonía con aportes de las ciencias sociales y de la salud colectiva y con la incorporación de conceptos provenientes de la teoría social, se definieron aspectos centrales del marco conceptual que guía nuestro trabajo de investigación. También se delineó un diseño metodológico capaz de generar conocimiento con el foco propuesto.
La tarea de entablar diálogos críticos y apropiaciones de conceptos, propia de la práctica del cientista social, estuvo signada por la reflexión epistémica. ¿Cuáles son los interrogantes que movilizan el estudio de la condición juvenil y la salud? ¿En qué medida son adecuados los conceptos que se utilizan? Estas preguntas revisten una importancia decisiva por el “… desfase que existe entre muchos corporas teóricas y la realidad” y el riesgo latente de pensar ficticiamente o inventar realidades.50 Estas preguntas, si bien no son respondidas, funcionan como advertencias que han acompañado la construcción teórico-metodológica expuesta en este artículo.
Las categorías analíticas que se han desplegado para investigar los escenarios sociales y las trayectorias biográficas de adolescentes y jóvenes provienen de diferentes enfoques teóricos y remiten a distintas técnicas de investigación. La articulación de estas categorías y técnicas tiene como potencialidad captar las heterogeneidades en adolescentes y jóvenes de barrios populares, haciendo foco no solo en las ausencias o carencias, sino también en aquello con lo que se cuenta. Por un lado, la noción de escenarios sociales, retomada por Steinberg y su equipo, nos permite develar disparidades territoriales e inequidades socioespaciales con un alto nivel de desagregación. Por otro lado, la noción de trayectorias biográficas nos habilita el análisis de posiciones subjetivas en el marco de estructuras sociales de lenta transformación.
Creemos que el diálogo entre estas nociones conceptuales y técnicas en un estudio comparado entre áreas de baja desagregación geográfica como son los barrios es una estrategia que permite avanzar en la comprensión de las conexiones entre las experiencias y los contextos con el propósito de conocer más sobre los modos en que los procesos macroestructurales, las instituciones y las experiencias inciden en el desarrollo y la salud de la población adolescente y joven con el fin de avanzar en la comprensión de las conexiones entre las experiencias únicas e individuales, y los escenarios sociales.
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Notas