Recensiones bibliográficas
Raúl Roberto Álvarez. IJBA, Hogar de mis recuerdos: Orígenes y presente, 1.ª ed.
Raúl Roberto Álvarez. IJBA, Hogar de mis recuerdos: Orígenes y presente, 1.ª ed.
Enfoques, vol. XXXI, núm. 2, 2019
Universidad Adventista del Plata
Álvarez Raúl Roberto. IJBA, Hogar de mis recuerdos: Orígenes y presente, 1.ª ed.. 2018. Argentina. Editorial Universidad Adventista del Plata. 233pp.. 978-987-765-016-7 |
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Raúl Roberto Álvarez. IJBA, Hogar de mis recuerdos: Orígenes y presente, 1.ª ed. Libertador San Martín, AR: Editorial Universidad Adventista del Plata, 2018. Pp. 233. ISBN 978-987-765-016-7.
Otra acertada realización de la Editorial Universidad Adventista del Plata fue la publicación del libro IJBA, Hogar de mis recuerdos: Orígenes y presente. Un lanzamiento relacionado con la historia de una entrañable institución educativa adventista de la Argentina: el Instituto Superior Adventista de Misiones (ISAM). Su autor, el profesor Raúl Roberto Álvarez, era la persona indicada para escribirlo. Nacido en Villa Ángela, Chaco, se trasladó a Misiones a temprana edad y se relacionó con el Instituto “Juan Bautista Alberdi” (IJBA), de Leandro N. Alem, desde la escuela primaria. También allí cursó sus estudios secundarios y egresó como Maestro Normal Nacional (1967). Con el título de Profesor de Historia otorgado por el Instituto Superior “Antonio Ruiz de Montoya” de Posadas, Misiones, desarrolló una tarea docente y de gestión educativa por más de cuarenta años en las provincias de Misiones, Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos hasta su retiro (2011). Formó su familia con Gladys Cecilia Serppe, su esposa, y sus hijos Karina Silvana y Raúl Daniel.
El libro, prologado de manera atinada por el Dr. Juan Carlos Priora, está organizado en veintidós capítulos. En ellos se describe, primero, el trasfondo histórico y político del entonces Territorio Nacional de Misiones y de la región de Leandro N. Alem; luego, la llegada de inmigrantes adventistas a ese solar selvático y primitivo desde los estados de Río Grande do Sul y Santa Catarina, Brasil (1906 y 1912). La historia institucional se describe en períodos marcados por los directores, para concluir con la realidad reciente. Se recuerda a aquellas humildes familias pioneras que buscaban el progreso y querían una educación cristiana para sus hijos. La iniciativa contó con el apoyo del pastor Ignacio Kalbermatter, de la Misión del Alto Paraná de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD), para la apertura de la “Escuela Sabatista” (1923) en lo que se llamaba Picada Rusa (posteriormente Picada Libertad y Villa Libertad, sobre la ruta provincial 225), la primera escuela adventista del interior de Misiones. Una escuela que comenzó, sin reconocimiento oficial, en un predio de 6,5 hectáreas y la asistencia de treinta y tres alumnos. A partir de allí, el profesor Raúl Álvarez evoca la tarea de cada uno de los directores de la institución, con sus progresos y realizaciones, en el cumplimiento de los objetivos de una institución educativa confesional. En cada caso, se consignan los años de gestión y los resultados más destacados.
Hay un capítulo dedicado a la figura pintoresca del misionero alemán Juan Wedekamper (1923-1930), primer director de la escuela. Junto a su esposa, Guillermina Otto, realizó una genuina labor de pionero y logró el reconocimiento oficial para su establecimiento (1925). Bajo la dirección del entrerriano Jorge Felipe Sittner (1931-1934) y de su esposa Albina Rescke, la escuela creció y mudó su nombre a “Bernardino Rivadavia”. El liderazgo institucional pasó a José Riffel (1935-1937), junto a su esposa Lidia Kramer. Le siguió su hermano Jorge Riffel (1938-1942), acompañado por su esposa Alicia Ullrich.
El libro destaca la nueva etapa que se abrió con la presencia de Daniel Leichner (1943-1949), de Entre Ríos, y de su esposa Helena E. Köhler, con el logro significativo del inicio del Instituto Juan Bautista Alberdi de nivel secundario (1943). En consecuencia, se compraron más tierras y creció la infraestructura con la construcción de los primeros internados, de un nuevo edificio escolar y del templo. Continúa la crónica con la gestión de Justo Joaquín Vallejos (1950-1954), apoyado por su esposa Ramona Borgo, en un tiempo caracterizado por los esfuerzos por proveer al colegio de luz eléctrica y agua potable, además del surgimiento del primer coro.
Otro personaje inolvidable, que ocupa el espacio de dos capítulos, fue Isidoro Andrés Gerometta (1955-1960; 1973-1977), siempre acompañado por su esposa Irene A. Hardy. En su primera gestión se compraron tierras y creció la infraestructura edilicia como el reemplazo del primitivo hogar de niñas de madera por uno de mampostería. También llegaron la luz eléctrica y la línea telefónica, se compró el primer automotor, apareció la revista Murmullos del Bosque (1956), y se compuso el himno al colegio. En su segunda gestión, se inició la construcción del hogar de varones de mampostería, se incrementó la matrícula y se comenzó con la construcción del nuevo templo. También se concretó el plan de ofrecer el Bachillerato con Orientación Docente.
Otro capítulo se ocupa del director José Carballal (1961-1963) y de su esposa Margarita Chaij. Durante este período llegaron profesores con titulación oficial y egresaron las primeras promociones de Maestros Normales Nacionales. El siguiente director fue el profesor Egil H. Wensell (1964-1969), acompañado por su esposa Gertrudis Inés Eger, y fue bajo su conducción que se amplió la oferta académica con el título de Perito Mercantil, se erigieron más aulas y un salón auditorio. En forma paralela, comenzaba a surgir el vecino Sanatorio Adventista del Nordeste Argentino (SANA), inaugurado en 1972. Con el director Edwin Iván Mayer (1970-1971) y su esposa Mary Vicente se desarrollaron áreas de servicios: carpintería, panadería, avicultura, quinta, entre otras realizaciones. La crónica continúa con Carlos Federico Steger (1948-1956; 1969-1972) y su esposa Amalia Bellido, con diferentes responsabilidades en dos períodos. En su gestión se acordó una importante donación que permitió la construcción de una de las residencias estudiantiles.
La obra avanzó bajo la dirección de Febo Basanta (1978-1982), con la colaboración de su esposa Ana Visser. Se agregó al nivel medio la Educación Técnica (1980-1987) y se inició el nivel terciario: Profesorado Nacional de Música, Profesorado para la Enseñanza Primaria y Preescolar. De a poco, el IJBA se fue convirtiendo en una institución educativa superior. Se dio continuidad con Víctor Adán Peto (1983-1985), junto a su esposa Susy Mayer. Bajo su dirección se organizó un nuevo autoservicio y se mejoraron las calles. Continúa la gesta educativa bajo la conducción del profesor Raúl Pérez (1986-1990).
A continuación, el autor da cuenta de una etapa de consolidación del IJBA bajo la administración educativa de los últimos directores: Néstor Sand (1991-1995) y Héctor Pérez (1995-2000). En esta última etapa surgió la planta de fraccionamiento que comercializa la marca “Productos Instituto”, se compraron tierras adicionales y se empezó a ofrecer el título de Técnico Administrativo Contable. Se habla luego de los directores Gustavo Adolfo Laco (2001-2007) y Hernán Lavooy (2008-2011). En estos últimos años se asfaltaron calles interiores, se levantaron la nueva sede del terciario y el polideportivo. Finalmente, el libro se detiene en el liderazgo de Edgar Beskow (2012-2016) y Leonardo Bertagni (2016-). Con el primero, la Unión Argentina de la IASD reconoció a la institución en el nivel superior y se produjo el cambio de IJBA por ISAM (2012), y se creó la carrera de Técnico Superior de Enfermería (2014); con el segundo, se trabajó en la remodelación de las residencias estudiantiles, se inició el Profesorado de Matemáticas (2016) y se dio impulso a las actividades misionales.
Rescatar y difundir la historia del IJBA/ISAM es la contribución sustancial de la obra de Raúl Álvarez. El autor estaba en las mejores condiciones para escribirla, no solo por su formación en historia, sino por su trabajosa investigación de cuatro décadas en contacto con documentos, crónicas y testimonios relacionados con la institución, además de su propia vivencia de muchos años como alumno y luego como docente en el colegio al que llama “hogar de mis recuerdos”. Se trata, entonces, de una crónica digna de atención, no solo por el rigor con que se abordan los temas, sino, fundamentalmente, por el afecto con que se narran las vivencias escolares en favor de la educación de miles de niños y jóvenes a lo largo de casi un siglo.
La información que aporta el libro es generosa, confiable e inspiradora, y podría organizarse de más de una manera. Por ejemplo, podría pensarse en una periodización que organice el material en cuatro etapas: educación primaria, educación secundaria, educación superior y surgimiento del ISAM. Bien podría ahondarse adicionalmente en la vinculación de la institución con la sostenedora confesional, que también fue cambiando: Misión del Alto Paraná (hasta 1933), Misión del Norte (1934-1947), Misión Argentina del Norte (1948- 1987), Asociación Argentina del Norte (desde 1988), y su dependencia de la Unión Argentina a partir de la transformación en institución superior de educación adventista. Otra posible expansión de la crónica institucional podría abarcar la trayectoria de muchos exalumnos y exdocentes en su servicio dentro de la denominación y de la sociedad, en las más diversas áreas de actividad productiva y misional, en numerosos lugares donde se han desarrollado como personas y profesionales.
El libro, que se recomienda sinceramente en la presente recensión, será recibido con placer por muchos y consultado con provecho por estudiosos de la historia de las instituciones educativas adventistas.